Hace algunas semanas que el Gobierno Español dejó de reconocer algunas terapias. La mayor parte de terapeutas o no terapeutas, hablemos de personas con un enfoque holístico simplemente, sintieron miedo y pesar por estas medidas.
Todos sabemos que España es diferente. Y nos alegramos de eso la mayoría de las veces. En este caso, España se encuentra al final de la cola en un mundo que tiende a ver al ser humano como un ser completo, en un mundo donde se empieza a prescindir de tanto medicamento para atender la enfermedad a través de todos los medios existentes, sean estos farmacéuticos o no. En toda Europa las terapias holísticas están en auge y son reconocidas paulatinamente. Igualmente, en América, en Asia, en África.
España es diferente sí, por supuesto. En España se analiza si las terapias aportan económicamente un buen montante o si, por el contrario, ese montante económico le supone una merma en sus arcas.
De este modo, prohíben la recolección de plantas autóctonas y su uso ancestral porque en dicha recolección natural no obtienen beneficio alguno. Así, desvirtúan las terapias porque a través de ellas observan una disminución económica en sus ingresos: no hay prescripción médica alguna, no hay ingreso.
Si el español consigue sanarse así mismo, el estado pierde dinero a través de uno de sus mayores aliados, las farmacéuticas. Así que interesa, la enfermedad.
El hecho de que desvirtúen las terapias y las prohíban solo hace saltar a la luz el miedo que, el estado español, tiene ante tal proliferación, miedo a que sus ingresos por enfermedad sigan cayendo en picado.
Simplemente, miedo. Y ese miedo, sinceramente, no es preocupante.
Por otro lado, las personas con enfoque holístico, ante tal medida, también sintieron miedo. Miedo a no poder realizar con tranquilidad aquello en lo que, realmente, confían, como un medio de ayuda al ser humano en todos los aspectos. Miedo a ser perseguidos pública, social, económica y legalmente.
Lo que no ven estas personas es que la medida del Gobierno es un gran favor que nos están haciendo. ¿A quién le interesa que lo holístico sea reconocido por el Gobierno? Al propio Gobierno, pues accedería a unos determinados ingresos (que aún no lo ve claro).
Estar reconocido por el Gobierno significa trabajar durante unas determinas horas estipuladas y de una manera concreta también puesto que el reconocimiento origina una serie de normas y leyes que habrá que cumplir y las cuales no irán destinadas a un enfoque holístico sino a un enfoque económico.
¿Alguien se imagina qué puede suponer para las terapias holísticas que el Gobierno las reconozca?
“”Perdone, caballero, pero su sesión ha terminado, no puedo continuar a pesar de que el tratamiento no ha finalizado ya que el Gobierno me prohíbe alternar varias terapias en la misma sesión.¡¡¡””
Realmente, si a algún terapeuta le interesa este tipo de cosas es porque, en realidad, no está realizando su trabajo desde el amor incondicional al ser humano sino desde la perspectiva del lucro.
Las terapias alternativas has existido desde que el hombre es hombre y jamás han podido eliminarlas, ni cuando hicieron una cruzada contra las mal llamadas “brujas”, mujeres que tan solo ayudaban a su prójimo a través de oraciones y plantas.
Así pues no hay nada que temer. Habrá una merma de terapeutas que caigan, seguramente. Pero aquellos que lo practiquen por amor seguirán existiendo, y seguirán teniendo su clientela. Porque hay que reconocer que lo que el Gobierno está haciendo, al fin y al cabo, es publicitarnos de una manera gratuita. La publicidad negativa es también una forma de publicitarse y se nos concede gratuitamente.
Las personas que necesiten de nuestros servicios sabrán de nosotros. De la misma forma que, antaño, cuando alguien necesitaba un curandero lo buscaba y lo encontraba.
No hay nada que temer ni perder y mucho que agradecer y ganar.
Se podrá mantener el objetivo, la esencia de las terapias, sin intrusiones egoístas y separatistas; se podrá llegar a quien realmente lo necesita.
Por todo esto, doy gracias al Gobierno por sacar las terapias alternativas a la luz, por hacerlas publicidad, por sacarnos de unas normas y leyes que las deteriorarán, por allanarnos el camino de vuelta a nuestra esencia primigenia.
Gracias, por facilitarme salir de la Matrix.
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