Muchos somos los que hemos despertado o estamos despertando y, en mayor o menor medida, hemos conectado con la divinidad, con la fuente, con el origen.
Hemos subido arriba y hemos descubierto quiénes somos, de dónde y venimos, a qué hemos venido.
Hemos descubierto dónde está nuestra casa, nuestro verdadero hogar, nuestro origen y hemos experimentado una paz y un amor que jamás antes habíamos sentido, de tal forma que solo queremos estar arriba, deseamos estar conectados con lo superior constantemente porque el bienestar que se siente es inmenso.
Y dentro de esta vuelta a casa, de este descubrimiento, muchos hemos llegado a estar más arriba que abajo. La red de internet se ha llenado de canalizaciones, de mensajes de guias, maestros, seres superiores. De igual forma, el deseo de aprender y seguir «recordando» ha ido creciendo de manera que la red está copada de cursos y talleres para que podamos seguir aprendiendo lo ya aprendido.
Hace ya unos meses que vengo diciendo que es hora de dejar de hablar, de dejar de leer y releer los pensamientos y sabidurías de los maestros, es hora de dejar de aprender porque es hora de «actuar». Lo vengo diciendo un tiempo atrás y, sin embargo, nunca lo vi tan claro como ahora.
Se está muy bien arriba, cierto. Pero vivimos en la Tierra, estamos anclados a ella, es nuestra Madre, es quien nos alimenta, nos cobija y nos protege y, sin embargo, que a gusto se está arriba.
Esa es la cuestión. Todos sabemos ya que estamos aquí porque nosotros mismos los decidimos, todos sabemos que bajamos con un propósito individual y un propósito conjunto. Y, qué hacemos? perdernos en los laureles de arriba. Olvidarnos de que bajamos para despertar al conjunto de la humanidad, de que bajamos para elevar el nivel vibracional de la Tierra y de sus ocupantes.
Así que como si hubiéramos sido sacudidos por un plumero, hemos sido devueltos a nuestra procedencia actual, nuestra querida Tierra, a la cual nos debemos dedicar.
Por decirlo más resumidamente nos han enseñado quiénes somos y a qué venimos, nos han dado las herramientas y los conocimientos necesarios para nuestro trabajo pero, como tontos, nos hemos quedado flotando arriba, así que nos han devuelto a la Tierra porque lo que conocemos ya no tiene retroceso, lo que sabemos queda en nuestro corazón, y se nos pide que actuemos en la Tierra que es nuestro real propósito y objetivo.
Y es a ella a quien debemos atender. ¿Realmente nos damos cuenta del poder de la madre Tierra? La acribillamos con hormigón, rasuramos sus árboles y acabamos con sus especies, por no hablar de otra serie de barbaridades que cometemos en ella. ¿Y qué hace la Tierra? Volver a regenerarse para asegurar nuestra alimentación, protección y cobijo, como buena madre.
Es aquí donde debemos actuar y no repitiendo palabras ya dichas, ya experimentadas sino con actos, con hechos, hay que actuar.
Y os preguntaréis ¿de qué manera podemos actuar? Bien, cada cual tiene un cometido, es un maestro en un área concreta, pues activémosla. Además, aparte de nuestra maestría concreta tenemos otra serie de conocimientos que no llevamos a la práctica por….»me da verguenza decirlo» «no lo van a enteder», «se van a reir de mi».
Empecemos a hablar claro y a decir lo que realmente pensamos y sentimos al respecto de las cosas que surjan, no os calléis porque vuestro comentario quizás haga sonreír a quienes os oigan de primeras pero les dará qué pensar. Y, en el momento, en que vosotros confiéis en vosotros, en vuestros conocimientos, en vuestra sabiduría, los demás que os escuchen empezarán a cambiar y a sopesar vuestras palabras.
Cambiando tú, cambia tu entorno.
Así se logra despertar a quien aún permanece dormido.
Recordemos que somos hijos también de la Madre Tierra y que hemos venido a ayudarla y únicamente podremos hacerlo si la conciencia individual se eleva del nivel en el que está, logrando que individualmente la conciencia se eleve, habrá un conciencia colectiva más elevada.
No podemos hacer mucho pensaremos, tal y como está la situación en España. Pero no podemos pretender que cambie desde arriba porque lo que sostiene a los de arriba son precisamente los de abajo, compuesto por millones de individuos cada uno con su conciencia.
Así pues, actuemos. Divulga tu conocimiento. Siembra tu campo, elabora tus cremas y tus jabones, únete a la Tierra, compréndela, respétala, agradécela, ámala y ayúdala de la forma en que cada uno pueda pero actuemos.
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